viernes, 2 de septiembre de 2011

LA ORUGA Y LA SEDA

Dios, que pobló la naturaleza con seres y panoramas maravillosos, quiso dejar en cierto sentido inconclusa la obra de la creación a la espera de las criaturas racionales para perfeccionar su belleza.
Marcos Enoc Silva Antonio.
Narra una antigua leyenda que por el año 2650 a. C. la emperatriz china , Xi Ling Shi, se encontraba tomando el te a la sombra de una frondosa morera cuando de esta se desprendió un pequeño capullo dorado. Llevado por la brisa vino a caer precisamente en medio del preciado liquido sobresaltando a la soberana y perturbando el ambiente meditativo en el que se encontraba.
Pasado el susto, decidió sacar de la taza de porcelana al inesperado invasor. Y al hacerlo se quedó asombrada al ver que el capullo se deshacía entre sus dedos y en el templado te se quedó flotando una brillante madeja de filamentos.
Con delicadeza y paciencia, la emperatriz la fue desenrollando y obtuvo como resultado un larguisimo hilo de textura suave y resistente. Entonces tuvo una idea: reunir varios capullos como estos y elaborar con ellos un tejido.
Ayudada por ingeniosos siervos fue probando y probando hasta que un día consiguió tejer con aquellas fibras un manto para su esposo, Hwang-Di, el Emperador Amarillo, uno de los legendarios "Cinco Emperadores"v de la china, soberanos sabios y moralmente perfectos. ¡Asi fue inventada la seda!.
Revista heraldos del evangelio.

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