Que el Corazón Inmaculado
de María resplandezca ante
la mirada de todos los cristianos
como modelo de perfecto amor a
Dios y al prójimo; el les induzca a
la frecuencia de los Santos Sa-
cramentos, por cuya virtud
las almas quedan lim-
pias de las manchas del
pecado y preservadas
de ellas; que, además,
les estimule a reparar las
innumerables ofensas hechas a la
divina Majestad; que brille, en fin,
como bandera de unidad e incenti-
vo para perfeccionar los vínculos de
hermandad entre todos los cristia-
nos en el seno de la única Iglesia de
Jesucristo, la cual, instruida por el
Espíritu Santo, venera a la Virgen
María, como a Madre amantisima,
con afecto de piedad filial.
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